jueves, 16 de julio de 2009

Un espejo, una letra

Me despido con lágrimas pero decidido, siento que estoy perdido. No me resistiré a mi destino, permaneceré inerte ante el camino, me dejare llevar, pues ni siento ni vivo si no estoy contigo. Mí espada ha caído rendida, no quiere luchar, pero da igual, solo quiero alejarme de esta vida, pues me tiene acobardado, me da por todos los lados.

Marchemos lejos, partamos a un lugar sin retorno, pues no me arrepiento de mis actos, pero tampoco los aconsejo. Solo dame un instante para meditar, no tengas prisa, déjame recordarla, quizás su aroma en una brisa, quizás un instante en aquel lugar.

Me retiro, un ultimo suspiro en este mundo, partamos hacia el limbo, o lo que m este esperando. ¿Por qué caes?, ¿por que suspiras?, ¿que es esa negra sangre que expiras?
Reluce en tu espalda, ¿es una señal?, lo miro… No, es un hacha de voluntad. Un caballero me tiende su mano, me acompaña hasta un templo sagrado, me aconseja meditar, ¿Por qué no recapacitar? Es una alma restablecida… Es un héroe, es mi mano amiga.


Este texto va dedicado al Caballero Aggalem por su indescriptible e inestimable ayuda en mis peores momentos. Gracias por tus consejos, por mostrarme la otra cara de la moneda, gracias por estar ahí, por ofrecerte cuando menos esperaba la ayuda de nadie, gracias por esas conversaciones tan intranscendentales en mi vida, Gracias por todo... Gracias a TI.

GRACIAS

1 comentario:

  1. Ahora se lo que es estar al otro lado, ahora se lo que se recibe cuando se da ayuda. Es distinto verlo de un lado que verlo de otro. Pena que quien me ofreció ayuda desapareció al poco, yo intentaré no cometer su mismo error, por no tropezar con su misma piedra. Encantado de ser de ayuda y gracias por confiar en mí para recauzar tu vida. Gracias por hacerme sentir útil... gracias.

    ResponderEliminar